La libélula es un ser alado, turquesa como el universo, pequeño y gigante, brillante, hermoso, único, desalmado, que deja un rastro de polvo de estrellas cuando vuela. La libélula es un insecto galáctico que se alimenta de sueños por las noches, se mete en ellos luego de viajar por miles de dimensiones paralelas a lo ficticio y finalmente llega a mordernos el cerebro para absorber sueños, solo eso, sueños.
Vive en un mundo llamado ficción.
Sus diminutas patas no le sirven mas que para sujetarse cuando se alimenta, sus patas violentan la piel facial cuando se posa sobre nuestras cabezas. (yo tengo el rastro de ellas en mi pecho pues primero se posó sobre mi corazón) .
La libélula de la que yo hablo no es una libélula común y corriente, es mitad humana pues antes de nacer en papel, nació de un sueño; esta libélula es rara, me visita todas las noches pero no se alimentó más que una sola vez de mi. Está claro que mi libélula es un ángel y no escapa de lo irreal, pero como toda libélula, es mortal.
